JERUSALEN.- El custodio de Tierra Santa, el padre franciscano Pierbattista Pizzaballa, consideró hoy, a pocos días de que se reúna el cónclave, que el próximo papa deberá ser un líder que brinde esperanza y fortaleza a sus seguidores.
"Necesitamos un papa que nos ayude y tenga visión de futuro. Cuando te enfrentas a los problemas y retos de la Iglesia necesitas muchas veces a un líder que tenga perspectiva", declaró Pizzaballa en una entrevista en la sede de la Custodia, el convento de San Salvador de Jerusalén.
Nacido hace 47 años en un pueblo de la provincia de Bérgamo (norte de Italia) y de antepasados navarros, el custodio defiende la relación que ha unido a recientes pontífices con Tierra Santa y que, bromea, podría tratarse de "un nuevo status quo de la Santa Sede".
Pizzaballa vive en la región desde hace 24 años y ha sido testigo de la visita de Juan Pablo II (2000) y Benedicto XVI (2009), además de la de éste último a Chipre (2010).
Subraya que los últimos papas se han sentido siempre muy unidos a Tierra Santa y se muestra convencido de "que el próximo también se sentirá cercano y lo expresará en sus homilías y visitas".
La orden de San Francisco de Asís tiene la Custodia de los Santos Lugares como una de sus misiones más significativas desde el punto de vista histórico y simbólico.
Con más de ocho siglos a sus espaldas, los frailes franciscanos de sotana parda y cordel se han convertido probablemente en los representantes más visibles del catolicismo en la región.
Entre sus cometidos, realizan liturgias en los Santos Lugares en coordinación con las distintas iglesias locales, reciben a los peregrinos llegados de todo el mundo, mantienen estructuras en muchos casos centenarias, y realizan actividades ecuménicas, docentes y de investigación bíblica y arqueológica.
"Debemos preservar el carácter cristiano de Tierra Santa con la Custodia de los Lugares Santos y ayudar y apoyar en la medida de lo posible la presencia cristiana", argumenta Pizzaballa al defender el principal cometido de su labor.
La Custodia mantiene, entre otros privilegios, la salvaguarda de 74 lugares considerados bíblicos, una tarea no exenta de retos.
"Nos enfrentamos a un interés renovado hacia los Santos Lugares, que percibimos en iniciativas de la Unesco en Israel y Palestina y también vemos que los gobiernos locales quieren invertir en los Santos Lugares, lo que es interesante y precioso", señala.
Pero advierte de que "los Lugares Santos deben seguir siéndolo", y considera que existe el riesgo de que se conviertan en "atracciones turísticas y pierdan su carácter religioso".
Otro de los desafíos de la Iglesia en Tierra Santa es la preservación de la reducida comunidad cristiana en Oriente Medio que califica de "muy frágil".
"La defensa del carácter cristiano significa también apoyar no sólo con asistencia y caridad (a los cristianos locales), sino con solidaridad y una clara identidad y visión de futuro", reclama.
De todos modos, apunta que "comparados con la situación en Europa" la situación es "buena" ya que, sólo de franciscanos se dan cerca de ocho o nueve ordenaciones al año en la región.
La presencia de la orden franciscana en Tierra Santa es hoy considerada clave en el diálogo interreligioso, especialmente impulsado por el anterior pontífice.
"La religión es parte de la identidad y la herencia cultural de los diferentes pueblos, por lo que el diálogo interreligioso es esencial, no podemos dialogar entre pueblos sobre aspectos económicos o políticos y no abordar el religioso", afirma.
Pizzaballa domina el hebreo de forma fluida y su nombramiento al frente de la Custodia en 2004 llevó a la orden a acercarse a la sociedad hebreoparlante y aumentar los contactos institucionales con los israelíes al objeto de fomentar la cooperación en áreas como el turismo y la peregrinación.
Reconoce que el peregrinaje de calidad en la actualidad se ve reñido con las grandes cifras de afluencia turística, si bien "con coordinación entre todas las iglesias y las autoridades civiles se puede mejorar".
El fraile franciscano estima que el peregrinaje está cambiando desde el punto de vista geográfico y del interés del viajero.
"En el pasado, el 90 por ciento de los peregrinos procedían de Europa o países occidentales. Hoy esa cifra apenas llega al 60 por ciento y aumentan los de países emergentes como Brasil, India, incluso naciones de Latinoamérica o África", sostiene.
También el enfoque cultural ha variado y al peregrinaje considerado de devoción se suman otro tipo de visitantes que buscan otras realidades más allá de los Lugares Santos. (EFE)